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EP. 1 Pennsylvania: del ‘cinturón de óxido’ al ‘cinturón latino’

Tráiler – Bukele: el señor de Los sueños
EP. 1 Alguien como Bukele
EP. 2 Muévete rápido, rompe cosas
EP. 3 La hora de la medicina amarga
EP. 4 El evangelio (del Bitcoin) según Bukele
EP. 5 ‘Batman’ descubre el viejo negocio de la violencia
EP. 6 La última elección
EP. 7 Después de Bukele
Tráiler: El péndulo
EP. 1 Pennsylvania: del ‘cinturón de óxido’ al ‘cinturón latino’
EP. 2 Nevada: la preocupación por la economía
EP. 3 Florida: donde América Latina vota
EP. 4 Arizona: demócratas y republicanos en la frontera
EP. 5 Carolina del Norte: el poder de las comunidades religiosas
EP. 6 Una marea roja: el regreso de Trump y el futuro de los latinos

TRANSCRIPCIÓN

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EP 5 . 08/02/2024

EPISODIO 5. ‘Batman’ descubre el viejo negocio de la violencia

[Silvia Viñas]: Cuando terminó 2021, Nayib Bukele era el presidente del planeta bitcoin y a veces bajaba a la tierra en una nave para mostrar el futuro. Así apareció en un video animado a finales de ese año, en un evento de criptomonedas en la playa, donde anunció la construcción de la primera ciudad bitcoin: un santuario tecnológico a orillas del mar donde nadie tenía que pagar impuestos por su riqueza, que iba a utilizar energía geotérmica de un volcán. 

El Gobierno intentaba atraer a inversores y turistas extranjeros con una imagen utópica de El Salvador, que hasta hace poco era conocido, sobre todo, por la brutalidad de sus pandillas. Era difícil conciliar esa imagen con la que ofrecía Bukele en sus presentaciones en inglés: la de una tierra prometida donde se estaban sentando las bases para los oasis del mañana. 

La mayoría de los salvadoreños no parecía muy emocionada por la posibilidad de invertir fortunas que no tenían en bitcoin. Pero la verdad es que el país real que habitaban tenía sus propios oasis, sus rincones de paz, aunque fueran mucho menos glamorosos que Bitcoin City. En la costa de El Salvador, por ejemplo, en una bahía del Océano Pacífico, hay una isla repleta de cocos donde la gente vive de los frutos de la palma y de la pesca y recoge moluscos para subsistir; un lugar donde los niños dejan las bicicletas tiradas en la calle y nadie recuerda cuándo fue la última vez que hubo un asesinato. Una comunidad que, durante décadas, había llevado las carencias sin muchos sobresaltos, al margen del miedo que respiraba gran parte del territorio. Hasta que pasó algo que lo cambió todo: el Gobierno publicó un anuncio. 

[Audio de archivo, anuncio]: Necesitamos tu ayuda para seguir ganando la guerra contra las pandillas. Llama al 123 para dar cualquier información que nos ayude a capturar terroristas. Tu llamada es completamente anónima y el call center atiende las 24 horas. Policía Nacional Civil…

[Sandra]: Él quería cifras, quería números, por eso puso el número de teléfono… y toda la gente empezó a llamar. Salió en la televisión: Denuncie. Su llamada es confidencial. A la larga no es confidencial… 

[Silvia]: Esto es El señor de Los sueños, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas. 

[Eliezer Budasoff]: Y yo soy Eliezer Budasoff. Episodio 5: Batman descubre el viejo negocio de la violencia. 

[Sandra]: Uy, mi infancia fue muy linda. Pues me criaron mis tíos porque mi mamá me abandonó de seis meses, entonces me crió mi abuela, que en paz descanse, ¿verdad?

[Eliezer]: La mujer que están escuchando, la que hablaba al comienzo, se llama Sandra, tiene 42 años y es carretonera: maneja un mototaxi por las calles de tierra de El Espíritu Santo, una isla rural en la costa de El Salvador, que queda a menos de tres horas en auto de la capital del país.

[Sandra]: Antes de que viniera el Internet, los teléfonos, todas las noches, la mayoría pues estábamos acostumbrados a estar viendo las caricaturas en casa, otro jugando pelota en la calle en la noche, otros en bicicleta, otros vigilando las novias. 

[Eliezer]: De fondo se escuchan grillos porque es de noche. Lejos de la costa, la isla se siente un poco como estar en el campo. Es un día de finales de noviembre de 2023 y Sandra está tratando de explicar cómo cambió la vida en este lugar hace casi dos años, cuando el gobierno de Nayib Bukele impuso el régimen de excepción en el país.

En marzo de 2022, cuando Bukele llevaba casi tres años como presidente, El Salvador vivió el fin de semana más violento en lo que va del siglo: hubo 87 asesinatos en tres días. En medio de esa ola de homicidios, Bukele pidió a la Asamblea Legislativa que decrete un régimen de excepción que contempla la posibilidad de suspender algunas garantías constitucionales en situaciones extremas como catástrofes, epidemias o perturbación del orden público. La constitución establece que las garantías solo se pueden suspender por 30 días, y prorrogarse por un periodo idéntico.

Cuando fui a la isla, en noviembre de 2023, el régimen ya llevaba casi dos años sin interrupción. Ahí, Sandra me contó cómo fue crecer en una comunidad donde los niños no le tenían miedo a las pandillas, sino al cadejo: un perro fantasmal que arrastra cadenas y asusta a los trasnochados, una versión mesoamericana del cuco. 

[Sandra]: ¿A qué hora me iba para la casa? A las 10, 11 de la noche. Mi abuela: “No vengas noche, te va a salir el cadejo”. Y sí, antes salía el cadejo, salía el mentado duende. A eso es que uno le tenía miedo. Si hubiera habido delincuencia, ¿usted cree que uno hubiera llegado a las 10, 11 o 12 de la noche jugando en las calles?

[Carlos Martínez]: La Isla del Espíritu Santo es un mirador extraordinario para comprender los alcances del régimen de excepción y sus consecuencias. Uno, porque es una isla y por lo tanto la población es acotada. Son más o menos 1.300, 1.400 personas. Todos se conocen…

[Silvia]: Él es el periodista salvadoreño Carlos Martínez, reportero de investigaciones especiales en El Faro

[Carlos]: De manera que es muy fácil tener una idea global de todas las personas que la habitan y de los efectos que el régimen produce en una microsociedad como esta.

[Silvia]: Carlos ha investigado y escrito sobre la violencia en El Salvador durante muchos años. A mediados de 2022, recibió la información de que en esa isla habían detenido a decenas de personas bajo el régimen de excepción, que suspendió garantías básicas como el derecho a la defensa o a la presunción de inocencia. Eso no era extraño, porque estaban deteniendo gente en todos lados. Pero le dijeron algo que le llamó la atención:

[Carlos]: Se llevaron a la gente de una isla donde no había pandillas.

[Silvia]: Esa es la segunda razón por la que Carlos dice que esta isla es un sitio ideal para entender los alcances del régimen de excepción y sus consecuencias: porque aquí nunca hubo pandillas.

[Carlos]: Me resultó increíble porque después de una década de cubrir pandillas, cada vez que creí que un lugar no tenía pandillas, tenía. Y lo que me encontré en esa isla, al cabo de muchos meses que tengo ahora de reportear, ahora tengo la plena convicción de que en esa isla jamás operó una estructura criminal.

[Silvia]: Carlos cuenta que lo que encontró en El Espíritu Santo fue algo poco común en el país. Era una comunidad de campesinos y pescadores pobres que habían logrado resistir a las dos cosas que quebraron la vida colectiva de los salvadoreños en los últimos cuarenta años: la guerra civil, primero, y la presencia de las pandillas después.  

[Carlos]: En un lugar con un tejido social tan preservado, tan difícil de encontrar en un país tan roto como El Salvador, la guerra civil no consiguió hacer eso. Una guerra civil, por definición, parte a un país y a las personas que lo habitan. La presencia de pandillas hizo desconfiar del niño, del vecino… Y consiguieron sobrevivir a eso. Consiguieron mantenerse en el tiempo, considerando que habitaban un lugar donde de alguna manera el vecino era tu aliado o era al menos conocido.

[Eliezer]: Todo eso empezó a romperse con el régimen de excepción, cuando policías y soldados llegaron a la isla y, en distintas incursiones, detuvieron a más de 20 personas en nombre de la guerra contra las pandillas. Sandra estaba ahí, esperando pasajeros con su mototaxi, cuando se llevaron al primer grupo: eran cinco lancheros que trabajaban cruzando gente entre la isla y Puerto El Triunfo, que está enfrente. Los habitantes se asustaron, dice Sandra. 

[Sandra]: O sea, si en el tiempo de la guerra no se vivió eso, ¿cómo es que ahora sí se viene a vivir, verdad? Entonces la gente así, con miedo: “Hey, por qué y por qué. Y qué pasó, y por qué se lo llevaron y…” O sea, empezaron a cuestionar y a preguntar, pues, porque todos los que se han llevado uno los conoce, como le digo, desde pequeños. Unos yo me crié con ellos y otros yo los vi nacer y crecer, pues. 

[Carlos]: Las capturas que se hicieron les resultaron inauditas. En la isla todo el mundo sabía exactamente en qué andaban todos, en qué trabajaba cada persona y además todo mundo se dio cuenta en qué circunstancias fueron capturados. 

[Eliezer]: Las detenciones en El Espíritu Santo empezaron casi al inicio del régimen. Pronto, los habitantes dejaron de salir por la noche. Aparecieron otros cucos. 

[Carlos]: El terror, por ejemplo, el terror a la noche y el terror a los soldados y a los policías, la conciencia del poder absoluto de ellos y, además, la ruptura abrupta del tejido social que habían conseguido mantener pese a todo. 

[Silvia]: Desde que fue decretado en marzo de 2022, el régimen de excepción se ha convertido en una forma de Gobierno en El Salvador. Ya ha sido renovado 22 meses; acumula miles de denuncias de detenciones arbitrarias, abusos y tortura; y posiblemente sea la medida más aplaudida del presidente Nayib Bukele, la que terminó de convertirlo en uno de los políticos más populares de América. También fue una excusa perfecta para que el gobierno, que nunca había sido muy amigo de la transparencia, blindara el acceso a información clave como las compras del Estado o las estadísticas detalladas de homicidios y desapariciones. Puso al país en situación de guerra y lo dejó a ciegas, obligado a creer. 

[Carlos]: Mientras conversamos, el número de personas capturadas bajo el régimen de excepción ha superado ya las 75.000 personas. El régimen de excepción también se ha caracterizado por ser una medida de absoluta opacidad. Todos los juicios a los que han sido sometidas las personas capturadas bajo el régimen de excepción han sido declarados con reserva absoluta. Nadie puede hablar de lo que ocurre adentro de esas salas, y la prensa, ni nadie más, puede atestiguar esos juicios. No tenemos, por ejemplo, tampoco información sobre cuántas personas, de qué pandilla han sido capturados, ni tenemos datos desagregados sobre el territorio, sobre la edad, sobre el género. Es decir, no sabemos, ni siquiera, a la hora de de judicializar estos casos, de qué han acusado a esa gente.

[Eliezer]: El régimen de excepción y las imágenes de la guerra contra las pandillas se han publicitado tanto. Son tan inseparables hoy de la figura de Bukele, que cuesta recordar esto: durante los primeros años de su mandato, el presidente usó una estrategia muy distinta para bajar el número de homicidios. Una que ya habían usado gobiernos anteriores: negociar con los grupos criminales. Es difícil saber ahora si la idea de poner al país bajo un estado policial y militar, de quitar cualquier límite al uso de la fuerza del Estado y hacer capturas masivas, fue algo que Bukele y sus asesores encontraron sobre la marcha cuando el pacto con las pandillas les reventó en la cara. O si ya tenían una carpeta guardada con un plan B, con el régimen como plan alternativo. 

[Carlos]: De lo que no queda ninguna duda ha sido de sus efectos en términos de popularidad. Y para ello es preciso entender, y es muy complicado entender también, el nivel de daño y el nivel de humillación que estas organizaciones criminales provocaron a la mayor parte de salvadoreños, ¿verdad? Es muy difícil para una persona que no sea de El Salvador comprender lo que significaba vivir en las comunidades controladas por estas pandillas, que eran la mayoría. El nivel de violencia, el nivel de descaro, el nivel de crueldad con el que sometieron a una enorme cantidad de gente, es difícil de expresar con palabras. Hicieron barbaridades que no tienen nombre.

[Silvia]: De todas las promesas y los logros que se atribuye el presidente Nayib Bukele, hay uno que casi nadie discute, incluso con su opacidad, su bombardeo propagandístico y su conteo dudoso. Estaba en sus planes desde el principio:

[Audio de archivo, EuroNews]: Dos meses ha tardado Nayib Bukele desde que asumió la presidencia de El Salvador en conseguir algo que parecía imposible: reducir drásticamente el número de asesinatos en uno de los países más violentos del mundo. 

[Audio de archivo, Telemundo]: Las cifras son respaldadas por la Fiscalía General de la República. 

[Audio de archivo, Raúl Melara]: Ha habido una baja en las extorsiones, han bajado los homicidios.

[Audio de archivo, Telemundo]: Para Bukele es gracias a su plan de seguridad, del que no se conoce mucho, porque el Gobierno dice que es secreto. 

[Eliezer]: El Salvador cerró 2018 con una tasa de 52 homicidios por cada cien mil habitantes, más del triple que el promedio en el continente americano. Para inicios de 2020, antes de que Nayib Bukele cumpliera un año en la presidencia, la tasa de homicidios en El Salvador se redujo a la mitad. Es posible empezar entonces por un hecho: el gobierno de Bukele bajó las cifras de violencia en El Salvador de forma drástica. El problema aparece cuando hay que contar cómo lo consiguió.  

[Carlos]: Está la versión oficial, que es que debido al extraordinario resultado del plan que se conoce como Plan Control Territorial, las pandillas habían mermado sus posibilidades de actuación gracias a un plan del que el presidente nos dijo una cosa: que era secreto. Y que el 90% de ese plan no podía nadie conocerlo en aras de su buen resultado. 

[Eliezer]: Este nombre, Plan Control Territorial, aparece una y otra vez como un comodín en su gobierno, y se suele mencionar como la clave del milagro salvadoreño. Nadie tiene idea de qué se trata. Bukele lo anunció poco después de asumir la presidencia, pero nunca ofreció un documento que lo describiera. Era secreto. Oficialmente, desde el Gobierno se limitaron a decir que el plan consistía en siete fases, que llevan nombres como Incursión o Extracción. Cada tanto, el presidente aparece y dice que empezó la fase 3, la 5, la 6. 

[Silvia]: Para algunas organizaciones, este plan no es más que una estrategia publicitaria para presionar por altos montos de financiamiento y atacar la división de poderes. Como les contamos en episodios anteriores, cuando Bukele entró a la Asamblea con los militares, le estaba exigiendo a los legisladores que le autorizaran negociar un préstamo de más de 100 millones de dólares para el Plan Control Territorial. Lo que pedían algunos de ellos era, justamente, que diera detalles sobre cómo se iba a gastar ese dinero. 

[Zaira Navas]: No podemos decir que el Plan Control Territorial es una política pública, ni en estricto sentido, ni siquiera ser considerado como un plan en materia de seguridad.

[Eliezer]: Ella es la abogada Zaira Navas, jefa de Estado de Derecho y Seguridad de la Fundación Cristosal de El Salvador, y ex inspectora general de la policía. Zaira lidera un grupo que ha investigado sistemáticamente las denuncias de violaciones a los derechos humanos, detenciones arbitrarias y muertes bajo el régimen de excepción. 

[Zaira]: Lo cierto, y que ya está probado por investigaciones de medios de comunicación, es que lo que ya Bukele tenía planificado es la negociación con las pandillas.

[Silvia]: Zaira se refiere a una serie de documentos oficiales que obtuvo y publicó el periódico El Faro en distintos reportajes. Revelaban que el Gobierno de Bukele había pactado con las pandillas la reducción de homicidios y el apoyo electoral a cambio de mejoras carcelarias y otras concesiones.

[Eliezer]: Esos documentos, que formaron parte de una investigación de la Fiscalía de El Salvador y que sostienen también una acusación de la Fiscalía de Estados Unidos, permitían ver que el Gobierno tenía un sistema: 

[Carlos]: Habían nombrado a un interlocutor oficial con estas organizaciones criminales, que es Carlos Marroquín, el director de la Unidad de Reconstrucción del Tejido Social, que funcionaba como vocero, digamos, de la Presidencia o del Gobierno frente a estas organizaciones criminales y que se habían inventado un complejo sistema para que las pandillas pudieran incluso dar órdenes a sus líderes de afuera, permitiéndoles a los líderes de fuera ingresar a las cárceles sin pasar por ningún rigor de seguridad, y sin que quedara ningún registro de esto, aunque quedó registro de esto, que luego obtuvimos, y por eso hicimos públicas esta información.

[Silvia]: El sistema funcionó durante un tiempo. Las cifras de homicidios bajaban y en público Bukele mantenía un discurso de vengador del pueblo contra las pandillas. Cuando había un repunte de asesinatos, daba golpes de efecto: seguro recuerdan las fotos que recorrieron el mundo en 2020, que mencionamos ya en otros episodios, con cientos de presos en calzoncillos en el suelo, apiñados en filas. Eso fue cuando decidió juntar a miembros de pandillas rivales en las mismas celdas. Y también anunció por Twitter que autorizaba el uso de la fuerza letal.  

[Eliezer]: Bukele acusaba a gestiones anteriores o políticos de otros partidos de haber pactado ilegalmente con las maras, pero Zaira Navas dice que él había visto en la práctica cómo le funcionó al Gobierno de Mauricio Funes, que fue presidente por el FMLN cuando Bukele era alcalde de Nuevo Cuscatlán por el mismo partido.

[Zaira]: Tenía clara la ruta: negociando con estas estructuras y eso está probado. La política de seguridad de Bukele se ha basado en la negociación con estas estructuras. Cuando se le salió de las manos y estas estructuras empezaron a cobrar fuerza, a cobrar más dinero, a exigir más, echó mano del régimen de excepción.

[Silvia]: O sea, la medida que ya mencionamos: una suspensión de garantías que empezó en marzo de 2022 y lleva vigente casi dos años. Carlos dice que nació como una medida reactiva. Fue un momento de quiebre, en el que las realidades paralelas en las que se movía Bukele se chocaron. La ola de homicidios empezó el viernes 25 de marzo de 2022 y duró hasta el domingo 27.   

[Carlos]: Ese fue un fin de semana, yo diría, caracterizado por la oscuridad, porque estábamos todos realmente desconcertados con lo que estaba ocurriendo.

[Eliezer]: El sábado, Carlos estaba reporteando con dos compañeros de El Faro en una comunidad controlada por pandillas, pero les ordenaron salir de ahí y volver a la redacción hasta que supieran qué estaba pasando. Las cifras de muertos no paraban de subir. No había datos oficiales, y lo único que sabían era lo que les compartían desde el sindicato de la policía.  

[Carlos]: La información que tenía la policía, y filtrada a través del sindicato, nos dejó claro que las personas que estaban muriendo no tenían un perfil pandillero: ni eran soldados ni eran policías. No estaban registrados o fichados como pandilleros por la policía. Y en las primeras inspecciones que buscan tatuajes o pistas en la ropa, tampoco identificaban la presencia de pandillas…

[Silvia]: Por las ubicaciones donde aparecían los cuerpos, pensaron que se trataba de la Mara Salvatrucha, dice Carlos, pero las muertes no cumplían con el patrón de violencia de esa pandilla, que generalmente se enfocaba en sus rivales o agentes del estado. Parecía que estaban matando a gente al azar. 

[Carlos]: De manera que para todos estábamos en la oscuridad; es decir, no sabíamos exactamente qué demonios es lo que estaba ocurriendo ahí y nadie nos daba explicaciones.

[Eliezer]: Ese sábado por la noche, Bukele le pidió a la Asamblea que decretara el régimen de excepción. Aquel día terminó con 62 muertes, una cifra récord en 20 años. Entre ellos, un cuerpo lanzado al costado de la carretera que conduce a Surf City, el paraíso de turismo y bitcoin que estaba tratando de vender el presidente. 

[Silvia]: Parecía evidente que aquello era un mensaje para el Gobierno, y una pista clara de que los homicidios se habían mantenido bajos gracias a algún tipo de pacto que, en ese momento, se había roto. No hubo ninguna explicación oficial. Bukele compartió en Twitter un mensaje de una supuesta conspiración dirigida desde Estados Unidos para derrumbarlo. Unos meses después, una periodista de France Press le preguntó justamente eso al vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa. 

[Audio de archivo, periodista]: ¿Y cómo justifica entonces que durante la llegada del señor Nayib Bukele los homicidios bajaran y de repente volvieran a subir? Hay quien dice que fue porque esos acuerdos con las pandillas se rompieron y fue como una reacción en cadena.

[Audio de archivo, Félix Ulloa]: Quienes dicen eso no conocen El Salvador ni conocen la gestión de este gobierno…

[Eliezer]: El vicepresidente empezó con una respuesta clásica: le dijo que la baja de homicidios se había logrado gracias al Plan Control Territorial. Pero después le dijo a la periodista algo increíble: que la ola repentina de homicidios no tenía nada que ver con un pacto roto, sino con el éxito mundial de El Salvador. 

[Audio de archivo, Félix Ulloa]: Cuando se dio el repunte de las pandillas fue porque, en El Salvador, hemos estado, estando, a la, a la vanguardia de muchas medidas de carácter económico que han posicionado al país como líder a nivel mundial, como el caso del bitcoin.

[Silvia]: Como estaban llegando inversores importantes, explicó Ulloa, los grupos criminales vieron una oportunidad, y además contaron con apoyo: 

[Audio de archivo, Félix Ulloa]: …Apoyados por los poderes fácticos y políticos del pasado que quedaron relegados en las últimas elecciones, para lanzar una ofensiva y desacreditar la imagen del gobierno.

[Eliezer]: O sea: el vicepresidente está diciendo básicamente que las pandillas, con la ayuda de políticos opositores, vieron que el país estaba atrayendo grandes inversiones por sus medidas económicas de vanguardia, y salieron a matar gente para empañar el éxito de Bukele. 

[Carlos]: Al día de hoy el gobierno del presidente Bukele niega absolutamente, con la boca cada vez más pequeña, sus acuerdos con estas organizaciones criminales. El problema es que los hechos de la realidad le han jugado una mala pasada.

[Eliezer]: Carlos dice esto porque, tiempo después, la Mara Salvatrucha no solo reconoció a El Faro que habían asesinado a 87 personas cuando consideraron que el Gobierno los había traicionado, sino que le pasaron grabaciones bastante elocuentes sobre ese fin de semana. 

[Silvia]: En esos audios se puede escuchar cómo el funcionario que hacía de interlocutor entre el Gobierno y los grupos criminales intenta mantener el acuerdo en pie mientras en la calle están matando gente. Ahí reconoce, entre otras cosas, que el Gobierno de Bukele liberó a uno de los líderes fundadores de la pandilla, conocido como Crook de Hollywood, que estaba en una cárcel de máxima seguridad de El Salvador, donde debía cumplir 40 años de cárcel. Y además tenía un pedido formal de extradición desde Estados Unidos por terrorismo.

[Carlos]: Para seguir manteniendo el diálogo con la Mara Salvatrucha, les recuerda:

[Audio de archivo, Carlos Marroquín]: Y yo al viejo lo saqué de adentro, brother, en una forma de ayudarles a todos y de demostrarles mi lealtad y confianza, pues.

[Carlos]: Que él sacó a esa persona del país y lo condujo, en persona, él insiste en persona, hacia Guatemala.

[Audio de archivo, Carlos Marroquín]: Yo mismo lo fui a traer allá y yo mismo lo fui a dejar a Guatemala. 

[Silvia]: Marroquín está tratando de mostrar que el Gobierno sí ha cumplido con su parte del pacto. Y era importante convencerlos porque la Mara Salvatrucha le había puesto al gobierno un ultimátum de 72 horas para cumplir sus demandas y retomar las negociaciones. En este audio Marroquín dice que ya le contó a Bukele…

[Audio de archivo, Carlos Marroquín]: Yo ya le tiré a Batman que hay 72 horas para dar una respuesta. 

[Silvia]: Pero en esa conversación se entiende que ya no hay retorno…

[Audio de archivo, Carlos Marroquín]: Él no se lo tomó a bien, se lo tomó a mal, como que: “a mí que no me anden amenazando” y no sé qué, va.

[Eliezer]: Batman, como le decían a Bukele en esas negociaciones, al parecer ya no quería saber nada. Se había reunido con su gabinete de seguridad y estaba a punto de descubrir los beneficios de otra estrategia usada por los Gobiernos anteriores: la mano dura. Pero en este caso, con superpoderes.

[Zaira]: De la misma forma que extorsionaban a la población salvadoreña, las pandillas también extorsionaban a Bukele y a su gobierno. Y hemos visto cómo Bukele les cumplió, ¿verdad? Sacó a varios pandilleros de las cárceles, los movió a varios lugares a pasar asistencia médica a hospitales privados, les computó penas, los trasladó de cárceles de máxima seguridad a menor seguridad, etcétera. Pero esta presión es algo que va subiendo y subiendo. Se rompe por un hecho puntual y la pandilla trata de presionar a Bukele mostrando su fuerza. Lo que no se habían dado cuenta es que en todo este tiempo Bukele ya había cooptado las instituciones de control estatal.

[Silvia]: Zaira explica que Bukele no tuvo ninguna idea nueva, sino que recicló lo que ya habían hecho los partidos tradicionales de su país. Casi 20 años antes, por ejemplo, el presidente Francisco Flores, del partido ARENA, lanzó el “plan mano dura” para combatir a las pandillas. 

[Audio de archivo, Francisco Flores]: Quiero decirle claramente a los ciudadanos que yo no estoy preocupado del bienestar de los criminales. Yo estoy preocupado del bienestar de los salvadoreños honrados…

[Eliezer]: Después llegó el presidente Antonio Saca, también de ARENA, y anunció, ahora sí, el plan “Súper mano dura” para combatir a las pandillas. 

[Audio de archivo, Antonio Saca]: A los delincuentes y malacates, con mucha seguridad y determinación les digo que se les acabó la fiesta. Esta noche, cumpliendo la promesa presidencial por un país seguro, lanzamos el plan súper mano dura…

[Silvia]: Carlos cuenta que, en todos los casos, se trataba más o menos de lo mismo: campañas publicitarias sobreactuadas que no tenían mayor impacto real. O, en todo caso, empeoraban la situación. Pero Bukele tenía algo que ellos no tenían.   

[Carlos]: Las características de esta mano dura tienen que ver con el control absoluto del Estado, incluyendo el órgano Judicial, a la Fiscalía, a la Policía, al Ejército, a la Asamblea Legislativa y a la Corte Suprema de Justicia, que debería haber ejercido un control constitucional sobre el régimen de excepción.

[Eliezer]: Pero, además, dice que el Gobierno había conseguido cooptar a los líderes de las pandillas, con quienes tenía un trato directo.  

[Carlos]: Entonces, cuando la Mara Salvatrucha en la calle decide hacer esa horrible masacre de civiles, y el gobierno los embiste, se encontró con una pandilla descabezada, sin tener liderazgos, y además, con todo el resto de instrumentos para crear el escenario sin derechos, sin garantías, sin prensa, sin tal, para poder hacer lo que le diera la gana, pues. Y, efectivamente, es decir, esa es otra característica de esta mano dura que de ninguna manera tuvieron las anteriores: desarticularon a las pandillas.

[Eliezer]: Esto es algo fundamental, porque cambió sustancialmente la vida de las comunidades controladas por pandillas. Carlos usa esta frase para describir el efecto que tuvo en la población: la mayor parte de la gente, dice, sintió que le sacaban “una mano de la garganta”. Al menos momentáneamente, el Gobierno había logrado algo que parecía imposible: desarticular a las pandillas, y eso explica la enorme popularidad que tuvo esta medida. Mucha gente experimentó por primera vez lo que era vivir sin miedo, y no importaba el precio que había que pagar por eso. Cuando la política de tierra arrasada funcionó, el Gobierno de Bukele comprendió que tenía un arma de una eficacia enorme, que lo justificaba todo.

[Carlos]: Muy rápido se dieron cuenta de que este era un instrumento poderosísimo en términos de popularidad por los efectos reales que había producido en el alivio de la aflicción de la gente y luego en las infinitas posibilidades que tenía para propagandear y para marketinear esta medida, al punto de convertir a todas las personas que cuestionamos el régimen de excepción por sus ejecuciones en términos de derechos humanos, de legalidad, de estado de derecho, de presunción de inocencia, en aliados de las pandillas.

[Silvia]: Para el Gobierno, aquellos que hacían preguntas incómodas sobre su política de guerra eran traidores. Así lo expuso el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, cuando un periodista le preguntó qué pasaba con los detenidos por el régimen que habían muerto en las cárceles sin que llegaran a probarles nada. 

[Audio de archivos, Félix Ulloa]: En un período de guerra,  y voy a citar las palabras de San Ignacio de Loyola, que dice que en una ciudad sitiada cualquier disidencia es traición. Quienes en este momento están cuestionando, sea desde el ámbito periodístico, desde las llamadas instituciones que defienden, supuestamente, derechos humanos, desde analistas políticos, están atacando las políticas del gobierno, tengan cuidado porque le están haciendo el juego al crimen organizado, a las pandillas, y es una actitud de traición al pueblo.

[Eliezer]: Ya volvemos.

[Daniel Alarcón]: La casa productora detrás de “Bukele, el señor de los sueños” es Radio Ambulante Estudios. Y tenemos otros dos podcasts que deberías escuchar. Cada martes, publicamos Radio Ambulante. Historias de familias, de migración, de aventura, de amor. Y cada viernes, sacamos El hilo, donde cubrimos y explicamos a fondo una noticia impactante de América Latina. Busca Radio Ambulante y El hilo en tu app de podcasts preferida.

[Carlos]: Sí, estamos ahorita mismo recorriendo la carretera Litoral, que es la que cruza, digamos, toda la Costa Pacífica de El Salvador con el mar, y estamos yendo hacia Puerto El Triunfo, desde donde nos vamos a embarcar para ir a la Isla del Espíritu Santo. 

[Eliezer]: Es un jueves de finales de noviembre, y faltan pocos minutos para llegar a Puerto El Triunfo, adonde tenemos que estar antes del mediodía. El cruce a Espíritu Santo es rápido, 15 o 20 minutos en lancha, pero si llegamos al puerto cuando la marea está baja, tenemos que esperar a que vuelva a subir para poder salir. Carlos me está contando cómo fue que llegó por primera vez a la isla sin pandillas, como la describió en un texto que publicó hace más de un año.

[Carlos]: Cuando comenzó el régimen de excepción, y sobre todo en los primeros meses, el nivel de capturas incrementaba exponencialmente, cada día, cada semana. Y comenzamos como periódico a prestar atención a lo que estaba ocurriendo, recibí la llamada de una señora que trabaja en una ONG que se dedicaba a ofrecer becas de estudios a personas que normalmente no tendrían ninguna posibilidad y esta gente tenía un programa de becas en la isla. Entonces, espantada me llama esta señora para decirme que habían capturado, en aquel momento ya, a 22 personas en la isla, siendo que es una isla muy, muy, muy muy… es la definición de rural. Pero además, con la historia que te acabo de contar, no había pandillas en la isla, lo cual hacía que la agresión y la injusticia fuera fuera muy, muy diáfana.

[Silvia]: Gracias a esa claridad, en El Espíritu Santo se podía ver cómo operaban abiertamente los distintos métodos de captura del régimen de excepción, y para qué servía la opacidad del proceso judicial. 

[Zaira]: Al principio comenzaron entrando a las casas bajo la excusa de que estaban implementando la Operación Casa Segura. Así empezó el régimen a tocar las puertas de las casas. “Si usted nada debe, nada teme”. Acompañado de una gran campaña publicitaria que los terroristas van a ir a la cárcel y si usted es inocente, no se preocupe que no le va a pasar nada. Al principio iba un policía con tres soldados, y después solo soldados.

[Eliezer]: La gente de la isla cuenta que así fue como capturaron a un grupo de seis personas en El Espíritu Santo a principios de julio de 2022, unos tres meses después del comienzo del régimen de excepción. Entre ellos, un menor de edad, Samuel, de 17 años, el único condenado hasta ahora de los detenidos en la isla. La madre de ese chico, la señora Virginia, cuenta que el 3 de julio por la noche llegaron unos soldados y pidieron que salieran todos los hombres de la casa con sus documentos. Ella estaba con su esposo y sus hijos. Samuel estaba comiendo. 

[Sra Virginia]: Cuando él salió, le dijeron dame tu documento y le dijo no, yo soy menor de edad, dame tu carnet de minoridad…

[Silvia]: Virginia cuenta que tomaron su carnet, compararon su foto con una que los soldados tenían en el teléfono, y se lo llevaron. 

[Eliezer]: Así fueron a buscarlos a todos esa noche, de la misma manera, casa por casa, según el relato de los familiares. Esta es la señora Betty, madre de uno de los hombres que se llevaron esa noche. 

[Betty]: Ese día fue un día domingo y los vinieron a traer desde las 18:00 de la tarde hasta como a las ocho, nueve, diez de la noche. Pero a la hora que vinieron, que se llevaron a mi, a mi hijo de acá, se lo llevaron a las 7.30 de la noche. A todos los sacaron de la casa.

[Silvia]: Todos repiten eso, dónde estaban, qué día era, a qué hora llegaron los soldados a buscarlos, porque la versión oficial de cómo fueron capturados es muy, muy distinta. 

[Carlos]: Un sargento del Ejército, el sargento Ángel Montesinos, asegura que el 4 de julio por la mañana encontró a un grupo de seis individuos en la cancha de básquetbol que se encuentra a cuadra y media de la delegación del puesto militar en la isla, reunidos para llevar alimentos y víveres a pandilleros que están ocultos, según él, en el manglar…

[Silvia]: La isla El Espíritu Santo está rodeada de manglares, unos bosques de árboles que nacen del contacto entre el ambiente terrestre y el marino.

[Carlos]: …y que cuando los intervino, ellos intentaron escapar, pero a través de una maniobra envolvente él los captura y entre ellos reconoce al único del grupo que era menor de edad y asegura que a ese muchacho, en una ocasión anterior, cuyo día no recuerda y cuyo mes tampoco, lo vio entrando al manglar con víveres y saliendo sin víveres.

[Eliezer]: El argumento que utilizó el sargento para justificar la captura de esos hombres era absurdo en cualquier situación, pero en esa isla además era obsceno, porque la comunidad no estaba quebrada por la indiferencia. Cuando hicieron la audiencia judicial por el caso de su hijo Samuel, el más chico de los que se llevaron esa noche, la señora Virginia cuenta que no podía contenerse al escuchar que aquel militar mentía de esa forma. 

[Sra. Virginia]: Yo me empecé a angustiar, y como le digo, en ese momento que Montesinos estaba diciendo que los había agarrado en la cancha y que estaban poniendo comida. Yo decía ¿yo qué puedo hacer aquí dentro de mí? Yo agarraba a mi esposo de la mano y lo apretaba y le decía: “Es mentira lo que están diciendo”.

[Silvia]: Y entonces, después de que condenaran a su hijo, la señora Virginia decidió hacer algo insólito para el desequilibrio de poder que estaban viviendo los habitantes de la isla: demandar al sargento por falso testimonio. 

[Carlos]: Es decir, ir a un juez y pedirle a la Fiscalía que acuse en nombre de ellos a un sargento del Ejército por decir mentiras en un juicio y porque esas mentiras condujeron a la condena de diez años de este muchacho. La madre de este muchacho buscó la solidaridad de otras, que también tienen a sus hijos presos, y que lejos de temer la revancha del Estado por dar la cara, por hablar con medios, por presentarse a la Fiscalía y por decir su verdad, la acuerparon a sabiendas de que todas las posibilidades que acabo de mencionar son más que reales en este momento en El Salvador.

[Eliezer]: Cuando fuimos a la isla, en noviembre de 2023, la señora Virginia había tenido que vender dos de los cuatro chanchos que tenía para poder pagar los traslados y darle de comer a la gente que la acompañaba, a los que no la habían dejado sola. Le pregunté qué fue lo que le habían dicho los soldados cuando fueron a buscar a Samuel, con qué excusa se lo habían llevado. 

[Sra. Virginia]: Solo venían con una fotografía supuestamente de él y le dijeron: “¿A vos te dicen Cuchilla?” “No”, les dijo, “a mí me dicen El Zurdo”. Porque su sueño de mi hijo era salir de este país y andar jugando para poder que yo saliera adelante, porque él me decía: “Mamá, con este pie zurdo”, me tocaba su piecito y me decía: “con este pie zurdo usted va a comer”.

[Eliezer]: La señora Virginia me dijo que a ella no le importaba el dinero, que solo quería a su hijo de vuelta. Ahora, hasta la plata que había recibido del Gobierno durante la pandemia parecía lastimarla. 

[Sra Virginia]: El dinero no es la felicidad. Como le digo al señor Presidente, yo le agradezco porque él dio 300 dólares y esos 300 dólares han salido al triple de lo que nosotros hemos dado. No le digo al señor Presidente que es culpable porque él no es culpable. Los culpables son los que andan afuera haciendo cosas que no deben de hacer. Solamente le digo que examine desde lo que tiene adentro, los que están allí trabajando porque si él está diciendo que quiere limpiar el pueblo salvadoreño, pues que empiece a examinar los que están adentro trabajando.

[Silvia]: Quince días después del comienzo del régimen de excepción, en abril de 2022, el sindicato de la Policía empezó a denunciar que las autoridades estaban exigiendo “cuotas de detenidos por día”, y que eso estaba llevando a que se cometiera abusos. En la isla, algunos familiares de detenidos les dijeron a Carlos y a Eliezer que los policías y los militares recibían dinero por cada persona capturada. Era la forma que tenían de explicarse lo que estaba pasando en la comunidad porque, en esa isla donde todos se conocían y sabían en qué andaba cada uno, se empezaron a preguntar de dónde habían salido los nombres de los detenidos, por qué habían ido a buscarlos a ellos. 

[Eliezer]: Debajo de la superficie, las capturas en la isla empezaron a quebrar el tejido que sostenía a la comunidad desde hacía décadas. Carlos dice que lo que no habían podido romper ni la guerra civil ni las pandillas, lo hizo posible una herramienta que el Gobierno puso a disposición de la población en los primeros meses del régimen: el número de teléfono para hacer denuncias anónimas. 

[Zaira]: Todos los países que hemos vivido dictaduras o regímenes autoritarios, hemos sufrido las denuncias anónimas, soplones, ponededo, o como se le llame en cada uno de los países. Cualquier persona, por deudas, por enemistades, incluso por pleitos de herencias, por razones personales, pueden llamar a un número telefónico que ha sido publicado y puesto en cualquier esquina del país para acusar a otra persona y decir en esa casa o tal persona con este nombre que vende en este lugar es pandillera.

[Silvia]: En El Espíritu Santo, la gente empezó a sospechar que los detenidos habían sido señalados por sus vecinos. Por envidia, porque deseaban a la pareja de otro, porque se habían peleado, porque competían por los mismos clientes…   

[Carlos]: Al ser anónimas las denuncias, la gente hace, en algunos casos, suposiciones más o menos informadas. Pero si, ya se creó la idea del cuco de la isla, es decir, de que existen vecinos que están dispuestos en apuñalar por la espalda a sus vecinos de toda la vida. Y no sé cómo se revierte eso.      

[Sandra]: Ahorita hay un dolor inmenso en las familias, en las familias de los detenidos. Y las familias de los detenidos ya saben quiénes son los que agarraron ese puñal y lo ensartaron sin piedad.  Es mentira que esta comunidad va a volver a ser unida, que esta comunidad va a llegar a ser llevadera como era antes. Antes se sentía el dolor del otro. Antes, si alguien moría, ahí estaba todo mundo en la vela, sintiendo el dolor de la familia. ¿Y ahora? 

[Eliezer]: Una vez en San Salvador, después de volver de la isla, le pregunté a Carlos qué significaba para él, después de tantos años de haber cubierto e investigado a las pandillas y las dinámicas del poder criminal en su país, estar hoy cubriendo el régimen de excepción:

[Carlos]: Intentar entender, por ejemplo, a una comunidad articulada que ha sido agredida de una manera que me parece cruel, pues, y dura. Es ahora mismo en las circunstancias que vive este país. De alguna manera, el reporteo de la política, de una manera que esperé nunca cubrir, pues. Porque nos abocamos a una palabra que solo aparecía en las imágenes sepia de mis padres, pues, y de su generación que se lanzó a una guerra civil: dictadura. De forma que cuando encuentro el horror de los testimonios de las personas que han pasado por las cárceles del régimen y las torturas innombrables y los espantos que tuvieron que ver en esa cárcel, o cuando voy a una comunidad de campesinos que nunca tuvieron pandillas, entiendo que estoy cubriendo el futuro de mi país y que estoy cubriendo la esencia de la que se compone el poder en el país y por lo tanto, la entiendo como una cobertura política.

[Eliezer]: Para finales de 2023, siete organizaciones civiles informaron que las denuncias por violaciones a los derechos humanos que habían recibido en el marco de régimen de excepción sumaban más de 5.700 casos. Los motivos de las denuncias van desde las detenciones arbitrarias a los tratos inhumanos y la tortura, la limitación del acceso a la salud, el desplazamiento interno y la desaparición forzada, entre otros. Las organizaciones registraban también 189 casos de personas fallecidas, la mayoría bajo custodia del Estado. 

[Silvia]: Zaira Navas nos explicó que, según la investigación de Cristosal, solo un 10% de las personas que habían muerto en los centros penales bajo el régimen de excepción tenía vínculos con las pandillas. En el informe que publicaron a un año de esta medida, daban un dato impactante: menos del 1% de los detenidos hasta ese momento habían sido imputados por crímenes específicos asociados con las pandillas, como homicidios y extorsión. La gran mayoría de las capturas, dice el informe, se habían hecho bajo figuras ambiguas como Asociación Ilícita, que permitían capturar gente a discreción, arbitrariamente. 

Poco después del inicio del régimen de excepción, un periodista le preguntó al vicepresidente del país, Félix Ulloa, qué pasaba con aquellos detenidos que habían muerto en los centros penales sin haber sido acusados formalmente. El funcionario lo definió de forma sencilla: 

[Audio de archivo, Félix Ulloa]: Siempre, en una guerra, habrán víctimas inocentes, habrán daños colaterales, que hay que corregir…

[Eliezer]: En diciembre de 2023, un tribunal ordenó liberar de forma inmediata a Samuel, el hijo de la señora Virginia, que había sido condenado a diez años de prisión. Ese tribunal, una cámara superior al juzgado que condenó a Samuel, consideró que no había pruebas suficientes para sentenciarlo y que había incoherencias en la versión del sargento. Con la carta de libertad en la mano, Virginia se ha presentado tres veces a la cárcel de menores donde está su hijo, pero las autoridades se negaron a liberarlo, sin ninguna explicación. Cuando fue capturado en la isla El Espíritu Santo, el 3 de junio de 2022, Samuel tenía 17 años. Ahora mismo tiene 19 y sigue privado de libertad.

[Silvia]: En el próximo episodio…

[Audio de archivo, Nayib Bukele]: La Constitución no permite que la misma persona pueda ser presidente dos veces seguidas.

[Héctor Lindo]: Las constituciones salvadoreñas han rechazado la reelección de manera muy terminante

[Audio de archivo, Nayib Bukele]: Luego de conversarlo con mi esposa Gabriela, y con mi familia, anuncio al pueblo salvadoreño que he decidido correr como candidato a la Presidencia de La República… 

[Amparo Marroquín]: El resultado de una elección como esta lo que hace es confirmar que la estrategia de comunicación política de Bukele es la más exitosa de la región, ¿Verdad? Es decir, que la narrativa que él instala permite desmontar la democracia y que todo el mundo esté de acuerdo.

[Gabriel Labrador]: Básicamente va a ser la carta que necesita el presidente para echar a andar una agenda creo que más intolerante y más represiva.

[Eliezer]: Esta serie fue realizada gracias al apoyo del Pulitzer Center on Crisis Reporting, Free Press Unlimited, Artículo 19 México y Centroamérica, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y Dejusticia. Además, agradecemos a la FLIP por la asesoría y la revisión legal, y a Riesgo Cruzado, por su valioso apoyo en materia de protección y seguridad.

Los productores y reporteros de Bukele: el señor de Los sueños somos Silvia Viñas y yo. Para este episodio contamos con la reportería y producción de Carlos Martínez desde El Salvador. Gabriel Labrador es nuestro reportero y productor en terreno. Desireé Yepez es nuestra productora digital. Daniel Alarcón y Camila Segura son los editores. Carlos Dada es nuestro consultor editorial. Los verificadores de datos son Bruno Scelza y Desireé Yepez. Selene Mazón es asistente de producción. El tema musical, la música, mezcla y el diseño de sonido son de Elías González. El diseño gráfico y la dirección de arte son de Diego Corzo. El desarrollo web es de Paola Ponce. Gracias a Jonathan Blitzer por su apoyo.

Bukele, el señor de Los sueños es un podcast de Central, el canal de series de Radio Ambulante Estudios.

Desde Radio Ambulante Studios, las directoras de producto son Natalia Ramirez y Laura Rojas Aponte,y contaron con la ayuda de Paola Alean. El equipo de audiencias y producción digital está formado por Samantha Proaño, Ana Pais, Analía Llorente, y Melisa Rabanales. La gestión de prensa y comunidades es de Juan David Naranjo.

Camilo Jiménez Santofimio es director de alianzas y financiación. Carolina Guerrero es productora ejecutiva de Central y la CEO de Radio Ambulante Estudios. 

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Soy Eliezer Budasoff. Gracias por escuchar.